Para dar sustentabilidad a la experiencia se optó por ejecutar las acciones dentro del sistema formal de educación y se decidió trabajar sólo con escuelas del nivel de educación general básica (EGB). Otra de las definiciones importantes tomadas en consideración fue el aprovechamiento de las capacidades profesionales existentes. Estas fueron relevadas en las provincias conjuntamente con las autoridades locales, lo cual ha implicado un camino de compromiso y dedicación por parte de todos los actores participantes. La metodología de acción estuvo centrada en la
participación pública, considerando que la misma es vital para la construcción de consensos, los que se han trabajado en todas las instancias provinciales, tanto para la acción educativa específica como para la confección de materiales. En el Programa se destacaron dos procesos clave: por un lado el proceso de construcción de conocimiento para los actores educativos de la región y, por otro, el proceso de transmisión de dicho conocimiento. La elección de las quinientas escuelas que participaron de la ejecución del Programa se basó sobre los siguientes criterios:
a) que fueran escuelas rurales o semiurbanas:
b) que tuvieran una proximidad no mayor a 50 km del río, situación que, por la cercanía, favorece la pertenencia al mismo;
c) que asistiera en forma mayoritaria población que sufre permanentemente los problemas del río;
d) que asistiera en forma mayoritaria población con niveles de carencia social y económica importantes; y
e) que asistiera en forma mayoritaria población indígena y/o criolla.
El Programa trabajó sobre seis líneas de acción,
que fueron las siguientes:
i) desarrollo curricular;
ii) producción de materiales pedagógicos;
iii) formación de formadores;
iv) capacitación docente;
v) realización de experiencias educativas escolares; y
vi) formación profesional en los institutos de
formación docente.