Como el tercero de una serie de informes de carácter temático que se publican anualmente, la edición de 2016 del Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo (WWDR) aborda un tema que ha recibido una atención marginal, sobre todo a nivel internacional: la relación entre el agua y el empleo. Se ha reconocido ampliamente que el agua constituye la base del desarrollo económico y el bienestar social. El agua es esencial para la producción de alimentos y energía, y sirve como un insumo necesario y a menudo insustituible en una amplia variedad de cadenas de valor industrial. Los puestos de trabajo en estos sectores son, por tanto, altamente dependientes del agua. Sin embargo, el nexo entre el empleo y el agua no se detiene aquí. De hecho, esto es solo el principio. El agua no es tanto un “creador” de trabajo sino más bien un “facilitador” del trabajo. Por ejemplo, el acceso al suministro de agua potable y servicios de saneamiento adecuados, tanto en casa como en el lugar de trabajo, es esencial para preservar una fuerza laboral saludable y productiva. La prestación de estos servicios depende de las personas que ocupan una amplia variedad de puestos de trabajo en los servicios relacionados con el agua. Del mismo modo, son igualmente necesarios para asegurar que el agua esté disponible para generar empleo en los diferentes sectores que dependen del agua: trabajos en la gestión y desarrollo de los recursos hídricos y en actividades de mantenimiento y funcionamiento de las infraestructuras relacionadas con el agua.